Su origen se remonta a la Edad Media y es un instrumento que ha experimentado muy pocos cambios. Está formado por un tubo cilíndrico dos veces más largo que el de la trompeta y se caracteriza por el empleo de una vara corredera en forma de U que se acciona con el brazo derecho. Hay varios tipos de trombones: contralto, tenor y bajo. El más usual es el trombón tenor.
Su sonido no es tan brillante como el de la trompeta pero es de gran majestuosidad y solemnidad. En la orquesta sinfónica se emplean tres trombones. Un efecto muy característico llamado glissando, es el que se obtiene al dejar oír todos los sonidos mientras se mueve la vara corredera.